En el inconsciente colectivo de gran parte de quienes hacen uso de una motocicleta existe un temor tácito por el uso del freno delantero por considerarlo un arma de doble filo: «sí, ayuda a detener la moto, pero ojo que también es la causa de muchas caídas.»
Empecemos por lo básico: en la ecuación piloto/moto, ni el freno delantero, ni el trasero, ni ningún otro componente de la moto es, por sí solo «el causante de una caída», estos elementos, como todos los demás que hacen parte de una motocicleta (desde las llantas hasta los espejos pasando por absolutamente cada parte de la moto), están ahí por una única razón: para que la moto funcione correctamente. El componente de la ecuación que falla el 99% de las veces es quien hace las veces de piloto, y en el 1% restante de los casos en que se produce una falla técnica, si vamos a ver con lupa, el responsable final vuelve a ser quien conduce por no prestar atención al estado de su vehículo.
No vamos a irnos por las ramas sin embargo, estamos hablando del freno delantero y de su «proclividad» a causar caídas. El asunto es simple: sí o sí, el freno que detiene la moto es el delantero, el trasero no es más que un complemento que ayuda a controlar la maniobra y a reducir la distancia de frenado. Repito, el freno delantero es el que detiene la moto, por eso en el 98% de las motos actualmente en oferta en el mercado, el freno delantero es más grande y por ende más potente que el freno trasero. ¿Pero qué pasa entonces con el tema de las caídas, si está ahí por nuestra seguridad por qué tantas personas se han caído alguna vez por usarlo? Simple y llanamente porque lo han usado mal.
El caso que vamos a ver a continuación es una clara muestra de ello.
Si analizamos la toma en cámara lenta podremos identificar varias cosas que llevaron al desenlace que, según parece, no tuvo mayores consecuencias ni para el usuario ni para la moto.
1. Desde que inicia la maniobra de inclinación el conductor falla al proyectar la mirada
2. Al no proyectar correctamente la mirada erra la velocidad de paso por la curva, entrando más rápido de lo debido
3. La maniobra de inclinación de la moto fue lenta e insegura, esto sumado a la velocidad con la que entró a la curva llevan a que la trayectoria se amplíe hacia el lado externo de la curva quedándose sin asfalto a disposición para completar la maniobra
4. Al verse sin asfalto disponible para mantener la trayectoria inicial (que le llevaría a salir de la curva completamente abierto), el conductor debe inclinar más la moto
5. Al incrementar el ángulo de inclinación se produce un roce de la moto con el piso
6. Ante el roce inesperado, el conductor se asusta por completo y lo único que se le ocurre es desacelerar la moto usando el freno delantero para tratar de enderezarla
7. Moto inclinada a tope + frenada de pánico con el delantero = codos raspados, lado izquierdo nuevo ($$$$$$$)
El bloqueo de la rueda delantera fue el resultado final de una serie de errores, todos ellos de quien conduce, en ningún momento fue culpa del freno que simplemente se limitó a cumplir con lo que el inexperto piloto le pidió que hiciera.
¿Qué hacer entonces en un caso como este? ¿Hay alguna manera de salvarla? Cuéntanos tú opinión, dinos qué habrías hecho, busquemos la manera de corregir una situación como esta y proximamente en esta sección veremos qué se puede hacer al respecto y así evitarnos una cuenta extra en el taller.