Como sucede alrededor de cada fin de año y al inicio del siguiente, las principales noticias del mundo de los motores a dos y cuatro ruedas empiezan a girar en torno a un solo evento: el Rally Dakar, el que, como dicen una y otra vez todos los medios, “es el más duro del mundo”.
OK, ya en todas partes se ha dicho y escrito eso mismo, entonces ¿cuál es la cantinela con esta carrera, por qué hacer tanto alboroto simplemente porque un piloto llegó a la meta, incluso si lo hizo en el puesto 60 0 70? Si fuera una competencia cualquiera no habría nada que argumentar, pero es que el Dakar es el Dakar, vamos a tratar de entender el por qué.
En la naturaleza del hombre, desde los tiempos de la prehistoria cuando a duras penas era capaz de garabatear mamarrachos en las paredes de una cueva hasta los ultra tecnológicos y rápidos días nuestros en los que un pensamiento se “hace carne” y se postea frente a miles de personas del mundo a través de una red social en un instante, ha existido siempre la necesidad de aventura, de hacer frente a retos que muchas veces parecen más grandes que nosotros mismos, de ir más allá de nuestros límites y explorar los confines de nuestra resistencia mental y física. Puesto en otras palabras, tendemos a ser masoquistas. Así más o menos fue como nació el Dakar.
Thierry Sabine, francés de nacimiento, aventurero y amante de las motos por vocación, resultó perdido con su moto en las dunas del desierto libanés mientras se disputaba el rally Abidjan – Niza disputado en 1977. Luego de pasar unos días perdido y de ser rescatado justo a tiempo, el señor Sabine volvió a Francia tan maravillado con su experiencia que quiso compartirla con todos. De ahí nació la idea de organizar un rally que uniera a Francia con África. A punta de trabajo duro, contactos y un dejo de locura, en 1979 partió la primera caravana del Rally Paris –Dakar. ¿Los asistentes? Todos amantes de las aventuras y los retos descomunales. El 28 de diciembre de 1978 partieron del Trocadero 170 tripulaciones sin distingos entre quienes iban en moto o en carro que se lanzaron a bordo de sus vehículos preparados en casa, con máquinas como una Yamaha XT500 o un Renault 4 por ejemplo, a cruzar las dunas africanas con rumbo al Lago Rosado en Senegal. Era una aventura de amigos, de camaradería de correr por disfrutar y de ser capaz de superar las difíciles condiciones de las tierras africanas.
Luego de 10.000km solo 74 lograron llegar a Dakar, Ciryl Neveau fue el ganador con su Yamaha y para la historia quedó el precedente de unos hombres sin mucho que perder que fueron capaces de hacer frente al reto y alcanzar lo que para muchos sería algo inalcanzable.
2da Parte – Los años del romance y la consolidación
3ra Parte – Década de los 90´s
4ta Parte – Tiempos modernos
