Al momento de adquirir una moto de las características de la Ninja 300 no podemos evitar pensar cómo será ser piloto al menos por un día en una carrera real, en un autódromo real, con rivales reales…
En estas divagaciones anduvimos algún tiempo, rodando la moto en la calle hasta que se nos prendió el bombillo y nos dimos a la tarea de buscar ayudas (patrocinios) para emprender el camino hacia las carreras oficiales en Colombia. Lo primero fue inscribirnos en la categoría correspondiente, afortunadamente ya existía una copa monomarca hace un par de años para nuestra moto. Solo algo de papeleo fue necesario para entrar a engrosar la lista de corredores en la mencionada copa.
Ahora lo que venía era nada más ni nada menos que la preparación de la moto, un asunto en el que se combina algo de dinero y un poco de creatividad para lograr una moto competitiva y su vez estéticamente agradable, en lo posible impactante, que se robe las miradas, que ponga a vibrar a quien la vea y la escuche, bueno, sin exagerar… pero es que soñar no cuesta nada!!!
Aterrizados los proyectos, procedimos a “empelotar” la Ninja e instalarle unos carenajes de carreras, más livianos, baratos y fáciles de reparar en caso de una caída, descarte de elementos innecesarios para competición tales como direccionales, espejos, luces, calapies traseros, etc. y montaje de algunas partes “Racing” para imprimirle aún más carácter a nuestra moto.
Desprovista ya de tantos “cacharros” sobrantes y debidamente equipada para las carreras, la Ninja empezó a tomar forma de auténtica purasangre, pero faltaba lo mejor, el toque final, la cereza del postre, ¡el mofle! Técnicamente lo que necesitábamos era un elemento liviano, estético, agresivo y que nos regalara sin mucho esfuerzo un par de caballos de potencia. La búsqueda nos llevó a decantarnos por un mofle o “Slip-On” de la firma italiana ARROW.
Los productos ofrecidos en específico por los italianos para nuestra Ninja 300 son 3, pero optamos por instalar uno en aluminio pintado en negro con punta en fibra de carbono, todo un obsequio para los sentidos y el desempeño mismo. En pocos días la Ninja estuvo preparada para asumir el reto y la prueba en ruta no se hizo esperar.
Emociones aparte, se notaron inmediatamente los arrestos adquiridos por nuestra montura, un par de correcciones aquí y allá terminaron por pulir el perfil inicialmente pensado para poder lograr una participación digna en las carreras.
Estuvimos bastante atentos a las prestaciones adquiridas a partir de la instalación del mofle y de verdad que fue bastante notoria la mejoría tanto en desempeño como en sonido, este último es simplemente celestial y además el mofle viene equipado con un restrictor para circular por la vía pública que reduce los decibeles y retiene también un poco los caballos, aunque no es sino desmontarlo, lo cual es muy sencillo, para disfrutar a tope de las prestaciones de este maravilloso artilugio.
Hechas las cuentas, nuestra moto paso de ser una “chica” normalita a toda una fiera destinada a robarle décimas al cronometro y esto debido en gran parte a la instalación del Slip-On ARROW que por cierto económicamente hablando resulto de una excelente relación costo-beneficio.
Para saber más del desempeño obtenido en nuestra Ninja 300 con el escape ARRROW, haz click aquí